Erase una vez...


Erase una vez ...

... en un reino muy lejano una niña que soñaba con saberlo todo.
Quería saber que ocultaba el mar y porque se movían las estrellas. Deseaba conocer cada uno de los granos de arena del desierto y preguntarle a las tortugas gigantes qué se sentía al tener mas de 100 años.
Pero sobre todo quería conocer el amor. El amor de una madre y de un padre, la calidez de una mano amiga, el dulce sabor de un primer beso. Descubrió que esta era la tarea mas difícil de todas las que quería hacer antes de desaparecer de este mundo.
Quería a sus padres, pero no entendía muchas de sus decisiones. No estaba segura de querer creer todo lo que decían, ni entendía porque muchas veces le decían que no.
Tampoco la amistad fue fácil. Aveces los amigos quería estar todo el tiempo a su la do. Otras veces las personas parecían borrarse de su vida, sin saber el por qué.
Cuando por fin se enamoró, se dio cuenta que no todo era color de rosa. Le rompieron el corazón, varias veces y una vez hasta se atrevieron a golpearle el cuerpo. Fue doloroso, pero lo fue más, el sentimiento de culpa.
Con el tiempo la niña creció pero nunca dejó de aprender. Aprendió que sus padres la corregían por su bien. Y a formarse sus propias ideas, pero seguir respetando las de los demás. Aprendió que las normas están por buenas razones y que a veces también esta bien saltárselas. Porque eso significa crecer.
Con sus amigos, aprendió a ser tolerante, a ser paciente y sobre todo a quererlos por encima de sus fallos o debilidades. Aprestar ayuda sin esperar nada a cambio y a pedir auxilio cuando mas lo necesitaba. Porque eso significa amistad.
Y después de muchos tropiezos descubrió el verdadero amor de pareja. Ese amor que no lastima, que no necesita, que sólo quiere el bienestar del otro. Que respeta, que defiende, que empodera. Porque no hay nada mas valiente que reconocer los fallos propios y no culpar a resto. Porque no es mas hombre el que le levanta la mano a una mujer, sino el que sabe lo que necesita sin decir una palabra.
Y también descubrió muchas otras cosas, sobre la vida, sobre la muerte, sobre la existencia, su existencia. La que la hace humana, la que la define, no por su color de piel, su religión, o su género. Porque eso es lo que significa ser persona.

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